1. La miel cura resfriados
Según Lucía, la miel no sirve para subir nuestras defensas, ni mucho menos. Hasta la fecha no existe una evidencia científica sólida que lo demuestre. Lo que sí tiene este alimento son propiedades calmantes. Por eso, si nuestro hijo tiene una inflamación, la textura de la miel hace que durante un tiempo pueda sentir alivio. “Pero no mata bichos, solo es un emoliente hidratante”, afirma la pediatra.
2. La leche produce mocos
Otro mito que tampoco es cierto. “Es un bulo. No hay ningún estudio científico al respecto”. Lo que sí tenemos que tener presente es que si nuestro hijo es alérgico a la proteína de la leche de vaca no deberá tomar ningún lácteo ni derivados. Pero es el único caso en el que la leche no es recomendable.
3. El antibiótico cura virus
El antibiótico no es un medicamento que deba recetarse a la ligera. De hecho, “puede dar problemas ante un virus por la resistencia que presenta a los antibióticos”. Es recomendable en casos de infección bacteriana que lo justifican. Y, como dice Lucía, mi pediatra, la mayoría de infecciones respiratorias que se producen en invierno son de tipo vírico, por lo que este medicamento no va a hacer que nuestro hijo mejore. Lo que sí sucede en ocasiones es que un proceso empieza siendo vírico y posteriormente se agrava. “Eso nos tiene que hacer consultar a los padres y madres porque podría darnos indicaciones de que estamos ante una sobreinfección de tipo bacteriano”.
4. La utilidad del humidificador
En este punto, la pediatra hace hincapié en la importancia de identificar qué dolencia tiene nuestro hijo para poder determinar cuándo es útil un humidificador. "Por ejemplo, las laringitis son un proceso ideal para recurrir al humidificador, porque son afecciones que empeoran con la sequedad y este aparato lo que hace es permitir la humedad", indica.
5. Los lavados y aspiradores nasales se pueden realizar a diario
Los lavados nasales los llevaremos a cabo cuando nuestro hijo los necesite, es decir, cuando esté acatarrado y tenga una congestión de mocos. “Al final tenemos un sistema de tuberías y tenemos que desatascar”, explica Lucía, mi pediatra, “por eso si no pueden respirar les ayudaremos a limpiar y desobstruir”. Si tras realizarlo no queda despejado, sino que oímos más mocos, es en esos casos cuando ya pasaremos a aspirar, pero siempre con mucha suavidad. “Tampoco aspiramos por sistema, solo cuando sea necesario”, advierte la pediatra.
6. Los niños se resfrían por los pies
“Los niños se resfrían dentro de los espacios cerrados y en contacto con otros niños, pero ni en el patio ni por los pies”, nos cuenta Lucía. Hay que tener en cuenta -y con la pandemia es algo que hemos asumido rápidamente- que en invierno se ventila con menor frecuencia, eso unido a que el sistema inmune en los primeros años de vida no esté desarrollado y a que cada niño trae su propio virus consigo y sus propios mocos, hace que enfermen con frecuencia dentro de un espacio cerrado y que tengan incluso reacciones exageradas para un catarro que a un adulto le supondría un simple malestar. “Su cuerpo responde así hasta que con el tiempo se regula y reacciona de manera más sosegada. Por eso muchos padres de niños pequeños sienten que sus hijos enferman mucho y muy seguido”, añade la pediatra.
Pero los pies no son un foco de constipados. Lo que sí puede hacer si sometemos a nuestros hijos a bajas temperaturas durante un tiempo prolongado es que tengan una especie de hipotermia que les hace más susceptibles a esa exposición vírica. “Por eso, abrigarlos no es para evitar que se resfríen, sino para que no pasen frío”.
7. La tos es mala y debe alarmarnos
No siempre. La tos es un mecanismo de defensa para protegernos y expulsar la secreción. Que los niños tosan en medio de un cuadro catarral “es lo más normal del mundo”, para Lucía. “De hecho hay que animarles a toser para que arrastren ese moco. Lo que debe preocuparnos es si la tos dura más de dos semanas o si es una tos fatigada como un perrito. También si se les hunden las costillas o si esa tos les impide comer, descansar o llevar una vida normal”, concluye.
8. Las vitaminas le impedirán caer enfermo
Lucía, mi pediatra considera que en un niño sin déficits importantes es peligroso darle vitaminas de farmacia. “Aportarle jarabes o pastillas no va a hacer que tenga un impacto sólido y que enferme menos. Encima es peligroso, porque eso hace que nos relajemos en hábitos saludables y eso es un error. Tiene un impacto mucho más positivo la buena alimentación”, explica. Además, dar vitaminas para evitar resfriados no se recoge en ningún protocolo sanitario.