No en vano, acaban de ganar el Oro en los Play for Change Awards, los premios organizados por Toys Industrie of Europe (TIE) que reconocen a las empresas más innovadoras en el campo de la sostenibilidad, el empoderamiento y las competencias futuras.
Esta colección apuesta por muñecos y muñecas que representan diferentes identidades culturales (encontramos modelos caucásicos, latinoamericanos, africanos, asiáticos y afroamericanos), así como diferentes capacidades, ya que algunos de ellos llevan gafas, otros, implante coclear, y otros muestran los rasgos característicos del Síndrome de Down (son los que han obtenido el premio en la categoría de empoderamiento).
¿Y si representamos el mundo tal como es y lo ponemos a su alcance? Además, de una forma indirecta estaremos permitiendo que puedan sentirse identificados, fomentando así su sentido de la pertenencia, tan importante en los Seres Humanos y especialmente en la infancia.
La importancia del juego
El juego es una necesidad básica en la infancia y sienta las bases del aprendizaje y el desarrollo de muchas habilidades.
Quizá pocas personas saben que el juego es un derecho reconocido en la Convención sobre los Derechos del Niño. El artículo 31 menciona "el derecho del niño al descanso y al esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad y a participar libremente en la vida cultural y en las artes".
El gran pensador y psicopedagogo Francesco Tonucci asegura que los aprendizajes más importantes de la vida se hacen jugando, especialmente durante el primer plano del desarrollo, es decir, de los cero a los seis años.
Desde hace años Tonucci lidera el proyecto La Ciudad de los Niños, que reclama recuperar el espacio urbano para que nuestros niños y niñas puedan jugar, haciendo más seguras las ciudades que habitamos.
Todos recordamos haber pasado horas y horas jugando en la calle cuando éramos críos y parece que es algo cada vez más difícil de ver por la sociedad que estamos creando, un mundo de adultos siempre con prisas incapaz de acompasarse a los ritmos de la infancia.
Sin embargo, estamos robando a nuestros niños y niñas la oportunidad de disfrutar de las experiencias que nosotros sí vivimos y de las que tenemos maravillosos recuerdos.
¡Es importante recuperarlas!
Beneficios del juego libre no dirigido
Tal y como explica André Stern, los adultos nos hemos olvidado de jugar, incluso en demasiadas ocasiones recurrimos a la equivocada frase “deja de jugar y ponte a aprender”.
Sin embargo, resulta una paradoja interesante, ya que la mayoría de cualidades con las que soñamos para los adultos, que son las que demanda el mundo laboral y parece que cada vez son más difíciles de encontrar, son precisamente las virtudes que encontramos en los niños y niñas cuando juegan.
Veamos algunas de ellas:
- Capacidad de concentración. Se estima que tenemos unos 60.000 pensamientos diarios y a los adultos nos cuesta especialmente habitar el momento presente. Sin embargo, cuando un niño está enfrascado en su juego se le puede olvidar hasta de sus necesidades fisiológicas como ser consciente de que tiene hambre o ganas de hacer pis, algo realmente
- Un peque puede tomar una piedra del mundo real y convertirla en cualquier cosa a través de su maravillosa imaginación, (un coche, un avión, un animal…). Sin embargo, si pedimos a nuestros niños realicen continuamente actividades dirigidas esta capacidad tan maravillosa se va perdiendo.
- Constancia. Los niños y niñas no se cansan de intentar algo hasta que lo logran, por ejemplo, cuando aprenden a caminar, a hablar o a jugar a un determinado juego que les JAMÁS abandonan. ¡Su tenacidad es admirable!
- Voluntad. A los peques les encanta proponer ideas y ejecutarlas, mucho más cuando vienen de ellos mismos y no son impuestas desde fuera. Precisamente la proactividad, el trabajo en equipo y la resolución de problemas son cualidades muy demandadas en el mundo empresarial y hacen que nuestras relaciones del día a día mejoren notablemente.
- Apertura mental. ¿Te suena la expresión anglosajona “think outside the box”? El trabajo de un astronauta puede entusiasmar tanto a un niño como la propuesta de investigar cómo funciona implante para que un compañero pueda oír por primera Educar en el asombro es algo maravilloso…
¿Qué dice la ciencia de todo esto?
Es muy interesante saber que los científicos han determinado que se necesitan aproximadamente 400 repeticiones para crear nuevas sinapsis en el cerebro. Sin embargo, hay una manera de mejorar esta cifra de forma asombrosa, y es a través del juego, ya que en este caso basta con entre 10 y 20 repeticiones para crear nuevas rutas neuronales.
La gran pedagoga y científica Maria Montessori decía que todos los niños aprenden por medio del juego, porque el juego es el trabajo de los niños.
De hecho, en la pedagogía Montessori no hay diferencia entre juego y trabajo.
Nuestros niños y niñas tienen una motivación innata por aprender todo y lo hacen de una forma asombrosa a través de su mente absorbente.
Muchas veces inician juegos espontáneos que responden a sus necesidades de desarrollo y a través de los cuales experimentan del mundo que les rodea produciendo aprendizajes realmente significativos.
"Científicos han determinado recientemente que se necesitan aproximadamente 400 repeticiones para crear una nueva sinapsis en el cerebro, a no ser que se haga a través del juego, en cuyo caso este número se reduce a entre 10 y 20 repeticiones" - Karyn Purvis.
Autora: Miriam Escacena
Miriam Escacena es madre de dos niños y Guía Montessori de Comunidad Infantil especializada en la etapa de la primera infancia, (0 a 3 años).
En 2013 dejó su carrera profesional como ingeniera para dedicarse por completo a trabajar por y para la infancia, convencida de que la educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo.
Eterna aprendiz de todo y especialmente de sus niños y alumnos, está al frente de la web tuguiamontessori.com, a través de la cual ofrece formación presencial y online, asesorías y consultarías tanto a familias como a docentes y centros educativos.